viernes, 13 de mayo de 2011

Albert Einstein.

No puedo imaginarme a un dios que premia y castiga a los objetos 
de su creación, cuyos propósitos han sido modelados bajo el suyo propio; 
un dios que no es más que el reflejo de la debilidad humana. 
Tampoco creo que el individuo sobreviva a la muerte de su cuerpo: 
esos no son más que pensamientos de miedo o egoísmo de lo más ridículo.

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