¿Es posible una política de izquierdas hoy? Digámoslo claramente: el problema de la izquierda es que las clases populares han perdido capacidad de intimidación. Y, por tanto, las élites económicas y sociales no ven necesidad alguna de tener que hacer concesiones y de renunciar a algunos de sus privilegios.
El dinero, por el contrario, aun con la crisis, conserva intacto su poder de intimidación. Los gobiernos se desviven para tratar de satisfacer sus exigencias, aun a riesgo de transmitir la patética sensación de que son títeres sin autonomía de decisión.
Y si el Estado del bienestar está en peligro es por la actual correlación de fuerzas en la sociedad, más que por razones económicas, como se intenta hacernos creer.
Si las élites sintieran presión como en los años de la posguerra europea, seguro que se encontrarían las soluciones a los problemas técnicos que ahora se alegan.
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